Cuentos del Kamasutra: La Reunión

Elena, con su impecable traje gris y su melena castaña recogida en un elegante moño, irradiaba profesionalismo. Sin embargo, bajo esa fachada de seguridad, una corriente de nerviosismo la recorría. El paquete misterioso, con su enigmática nota, había despertado una curiosidad que ahora se mezclaba con la ansiedad. Siguiendo las instrucciones, se había colocado el masajeador, esperando a que algo sucediera. La sala de juntas, con su imponente mesa de caoba y sus ventanales con vistas a la ciudad, estaba llena de ejecutivos expectantes. Elena, frente a la pantalla, comenzó su presentación, repasando los datos del proyecto con voz firme. Pero entonces, una suave vibración la sorprendió. El masajeador, hasta ahora inactivo, había comenzado a funcionar. Una ola de calor recorrió su cuerpo, concentrándose en su centro. La sensación era sutil al principio, como un cosquilleo, pero pronto se intensificó, extendiéndose por sus muslos y su vientre. Elena luchó por mantener la compost...